27 julio 2005

y...no tengo alas...

si, que las tengo!, lo que pasa es que no me dejas llevarte, no puedo, ...no me dejas acariciarte con mis alas, tengo alas para llevarte muy lejos, tengo; pero de a poco me las vas cortando...y no me dan ganas de llevarte, y no puedo porque no quieres, porque no me dejas, porque todo lo que te pueda dar me quita las ganas de querer llevarte algun lugar mejor. pero las tengo. y no puedo llevarte!

26 julio 2005

Los angeles no bajan a la tierra...

Si tan solo regresaras con tu mirada, creería que todavía existes, no ves mas de lo que te permites ver.
Huellas fotograficas que no me devuelve tu mirada.
No tiene alma, quedó en el momento del sol, con un mar, con un manojo de arena. Que no terminaría de contar jamas.
Si tan solo fuera tu mirada la que volviera. Podria verte. Encontrar engaños, sufrimientos a favor y buscandome. Si yo tuviera tus ojos me buscaría, me miraría como antes tus ojos lo hacian.
Encontraría la forma de perdonary me amaría como yo te amé.
Pero no, ni tu mirada me busca, ni te amo como antes.

En la esquina de dolores y heridas

En las calles abundadas de recuerdos; en la esquina de Dolores y heridas.
Apareciste con Abandono y mi vida sin sentido se fué en busca de Olvido.
Ausencia me encontró y juntas escapamos: y entre Risas Y Llantos me conquistaba Olvido.
Soledad llegó sin golpear y Ausencia de un susto escapó.
Soledad trata de convencerme que Olvido no es lo mejor y,
Olvido intenta explicar que no es bueno estar cerca de Soledad.

Es saludable contar con tu vision

Juancito siempre llegaba tarde a la escuela, corriendo, agitado y despeinado, con el guardapolvo a medio abotonar y la mochila perdiendo las cosas. Esa mañana, la maestra le preguntó: -Juancito, ¿se puede saber por qué llegás siempre tarde? _Lo que pasa señorita- contestó, lagrimeando, es que cuando yo me despierto, mi mamá y mi papá ya se fueron a trabajar. y nunca encuentro las cosas. Cuando no me falta el guardapolvo, se perdió la lapicera...me demoro buscando, siempre se me hace tarde y por eso llego corriendo.
-Mirá, Juancito, vamos a solucionar el problema. ¿Querés?
El chico, que no parecía muy seguro, contestó afirmativamente con la cabeza. -Tomá-le dijo la maestra-. Todas las noches, antes de dormirte, vas a anotar en este cuaderno dónde dejás las cosas. Cada mañana, despúes de desayunar, vas agarrar el cuaderno y leyendo lo que anotaste vas a encontrar cada cosa. Cuando tengas todo, lo pones en la mochila y venís a la escuela. ¿Está claro?
Esa noche, despúes de la cena, recorrió su casa cuaderno en mano. Anotó: "la lapicera esta en la cocina, al lado de la pileta. El libro de lectura está en el suelo, al lado del inodoro. El guardapolvo tirado al lado de la tele. Las zapatillas, una en la entrada y la otra en el comedor..." y así con todo.
Cuando estaba a punto de dormirse, el prendió el velador, buscó el cuaderno y anotó: "y yo estoy en la cama".
Dos días mas tarde, la maestra lo ve llegar tarde otra vez, pero la pregunta del día es otra:--¡Juancito! ¿porqué faltaste ayer?
_Sabe que pasa señorita, antenoche, antes de dormirme hice todo lo que usted me dijo: las zapatillas, la ropa, los utiles, los libros...y cuando me desperté, y mientras me vestía, empecé a recoger cada cosa de su lugar.
Todo iba bien y a horario. Pero cuando llegué a la puerta para irme, me pareció que me olvidaba de algo; así que agarré otra vez la lista del cuaderno y leí el final: "y yo estoy en la cama". ¡Casi me olvido de mi! Así que me fuí a buscar a la cama. Se imagina el susto que me pegué cuando no me encontré. Me busqué por toda la casa y como no me pude encontrar llamé al trabajo de mi mamá haciendome pasar por mi amigo Cachi, para no asustarla, y le pregunté por mí; y mi mamá me dijo: "Si no está en casa es porque ya salió para la escuela". Pensé que ya estaba en la escuela...y no vine.

23 julio 2005

Otra historia de un vecino (no mi vecino)

El otro día conocí a mi vecino. Un tipo raro. Resulta que se acaba de mudar. Fui a sacar la basura, y me encuentro en el umbral del portal a un hombre hablando solo. Me acojoné bastante, la verdad. Él me vio y se deshizo en explicaciones: -Perdone, es que estoy hablando solo. -Ahh...eso me deja más tranquilo. -Bueno, no, en realidad estaba hablando con Carlos Gardel. -De puta madre. Yo mientras pensaba que debía ser fantástico que Carlos Gardel te siguiera a todas partes, te podría dar consejos, y cantar un tango si hace falta. El chollo en cuestión se llama Esquizofrenia. Mi vecino me siguió contando y al parecer estaba un poco jodido, y triste. Porque se había mudado de casa (claro, era mi nuevo vecino). Yo me sorprendí y le dije algo así como que es una tontería pegarnos tanto a las cosas materiales y él me contó su historia. Vivía solo. Comía solo. Cenaba solo. Y por supuesto dormía solo. Una noche llegó del trabajo, cansado, se puso a hacer zapping, nada interesante en la televisión. De pronto se empezaron a escuchar unos gemiditos, de mujer, lentos, suaves. Mi vecino agudizó el oido, los gemidos se iban haciendo más y mas intensos hasta acabar en jadeos. Apagó la televisión. Los jadeos finalmente se colaron entre la puerta, y estubieron bailando en la habitación de mi vecino, sobre la cama, entre la ropa, por el suelo... Mi vecino rápidamente se quitó la ropa, apagó la luz y se dejó llevar. Nunca durmió tan bien como aquella noche. Y la siguiente noche ocurrió lo mismo. Y la siguiente, y la siguiente...y así por mucho tiempo. No sólo su vida había cambiado, sino tambien la de todo el bloque. La gente se saludaba con un animo muy diferente en la escalera, eh?. Buenos días, buenos días! Se daban grandes abrazos. La vieja del tercero, que siempre se había negado a poner parabólica, en la última reunión de vecinos, ponga lo que sea, si esto es maravilloso! Pero la vecina de los gemidos, nunca iba a las juntas y mi vecino aún no la conocia. No sabía cómo era su rostro, pero me cuenta su vecino que un lunes había quedado con unos amigos, iban de caza, sabes? Se había puesto su mejor traje, su mejor corbata. Y ya estaba mirándose en el espejo, atusándose el pelo, dándose los últimos retoques antes de salir, cuando, en la habitación de al lado, enseguida, escuchó como su vecina entraba con alguien. Al rato, intuyó cómo la ropa caia, podía intuir los besos. Y al poquito, puntuales, los gemidos. Me cuenta mi vecino, que en ese momento, se quitó la americana, la colgó en la percha, se deshizo el nudo de la corbata, apagó la luz y faltó a su cita. Supo entonces mi vecino que estaba locamente enamorado de aquella mujer.
Y por eso se mudó, para estar lejos de ella y olvidarla, olvidar su mas terrible obsesión. Y me cuenta mi vecino, que de vez en cuando, él abre las ventanas de par en par, dice, que según afina el oido a lo lejos, puede escuchar el sonido, de una mujer gimiendo. Dice que es su antigua vecina, que le busca. No sé si será verdad, pero yo por si acaso, abro las ventanas.
El caso es que lo de mi vecino no acabó ahí, saben? Mi vecino se había enamorado perdidamente de aquella mujer así que se dio cuenta de que tenía que salir en su busca. Así que un día, como que no quiere la cosa, se volvió a pasar por su antigua casa, con la excusa de recoger el correo, se atrevió a situarse delante de la puerta de la mujer, y llamó tres veces, nadie le contestó. Así que, cuando ya se iba se encontró a la vecina, del tercero, la de la parabólica. Entonces le dijo que ya no vivía allí, que al poco de irse él, ella también se había ido. Así que, bueno, pero si quiere usted, le digo dónde trabaja. Total, que la vieja le dijo que trabajaba en la oficina del INEM. El INEM es el Instituto nacional de empleo, saben ustedes? Aquí tienen de eso? DA igual, no sirve absolutamente para nada. Ahí va la gente y busca trabajo. No pasa nada. Total, que una mañana mi vecino se presentó a las puertas de su oficina. Y así fue, la encontró, tras la puerta de cristal. Dice que era exactamente igual a como la había imaginado, no me pregunten cómo. Despues de unos momentos de indecisión entró, se puso a la cola y finalmente le tocó. -Es su primera vez?- preguntó ella. -Como si lo fuera. -Rellene este formulario. -Si te hace feliz... -Le tengo que hacer unas preguntas... -yo tambien, pero luego -Por ejemplo...formación? El vecino lo pensó un poco y respondió finalmente: -Se abrir una botella de cerveza con los dientes, Se algunas canciones de Silvio y de Gardel, las de Gardel de primera mano, de hecho, me las canta al oido. (pero eso no se lo dijo a ella). Conozco exactamente la situación de la estrella polar, asi que si fuera navegando nunca me perdería. Pero no, no se navegar, lo de la estrella polar quítelo-No me entiende.- Lo cortó ella- Me refiero a sus estudios. -Ah...mis estudios, estudié perfectamente todas las barras de los bares de mi barrio, conozco perfectamente los efectos terapéuticos del mojito, estudié las espaldas de algunas mujeres.
La chica parecía un poco enfadada, al final le preguntó: -Pero...vale, muy bonito, y en qué quiere trabajar el señorito? -Bueno, me gustaría ser el bombero que le apaga los fuegos a mi vecina, me encantaría se probador de hamacas, para eso hay que saber dormir, y yo de eso sé un rato. Me encantaría ser el que le afina las guitarras a Eric Clapton, Me encantaría ser el cartero de PAblo Neruda, me encantaría ser el que le canta las nanas al subcomandante Marcos, jardinero en marte, desmantelador de misiles nucleares, pescador de los mares de la luna. Mi vecino no consiguió trabajo, pero si su teléfono, que es algo mejor. Por fin, tuvieron la cita. Fueron al cine, y despues a un café. Ella le preguntó como la había encontrado, despues de hablar mucho y ambos darse cuenta de que encontraron su alma gemela, el se lo explicó. No mintió en esa ocasión, por que durante toda la noche se estubieron diciendo medias verdades medias mentiras, era su pacto, aunque nadie lo había premeditado. Creerse las mentiras del otro. -Así que por mis gemidos...que interesante. Entonces el se declaró, le dijo que la amaba, muchas cosas hermosas y verdades como puños, ella escuchaba atenta. Se hizo un silencio tenso. -Um... -No vas a decir nada? -Si. Presentame a Carlos Gardel, que llevas hablando con el toda la noche.
Mi vecino sigue con la mujer. Despues de años y años...y vaya, era cierto. Menudas nochecitas.

las cartas de amor

Él estaba allí esperando una cita que no iba a llegar, claro que si él hubiera sabido que no iba a llegar, pues no hubiera ido a aquel café. Pero bueno, el haber ido hizo que la encontrara a ella. La vio sentada en la mesa de la esquina, en esa mesa en la que tú y yo alguna vez nos hemos sentado para decirnos verdades como puños. Ella leía un libro y tomaba sorbos, una infusión. Él la vio tan hermosa allí en la esquina que le pareció la mujer de otro, y no pudo evitar el acercarse para decirle algo, porque sabía que la cita no iba a llegar. Lo primero que hizo fue preguntarle por el libro que estaba leyendo, con tan mala suerte que no tenía ni idea de quien era el autor, ni de que iba el libro. Pero bueno, nuestro protagonista era un hombre curtido en la noche y en hablar con otras personas, y acudió a otras estrategias que en otros momentos le habían surtido efecto. Y le preguntó... y bueno, si en gustos literarios no coincidían si coincidían en otras cosas. En un principio nuestro amigo empezó a contar demasiadas mentiras pero le pillaban en todas, así que bueno... si no coincidían en gustos literarios sí lo hicieron en gusto cinematográfico, y quedaron el fin de semana siguiente para ir a ver una película juntos. Nuestro amigo es un farsante y al final de la película se puso a llorar a moco tendido, una estrategia que le dio resultado porque ella le cogió de la mano al final de la película y así salieron del cine. Y él le pidió que fueran a tomar una copa y a seguir contándose verdades, y ella dijo que sí. También coincidían en gustos musicales y al fin de semana siguiente se fueron a un concierto, él le pregunto si le gustaban los cantautores y ella dijo que sí. Y se fueron a un concierto de una tal Ismael Serrano y cuando él cantó una canción de un diputado que se enamora de una chica joven también se cogieron de la mano. Y esto de cogerse de la mano se hizo una costumbre que repetían cada vez más, igual que lo de quedar y lo de decirse verdades. Pasó el tiempo y una mañana se levantaron dándose cuenta de que el uno estaba terriblemente enamorado del otro, de que el uno no podría vivir sin el otro. Y quedaron en el mismo café en el que se habían conocido, en la misma mesa en la que se encontraron, en la misma mesa en la que tú y yo alguna vez nos hemos dicho alguna verdad. Y cuando él fue a abrir la boca ella se la cerró con la mano y le dijo: "calla, sé lo que me vas a decir, sé que me vas a decir que me quieres más que a nada en el mundo, que sin mi no puedes vivir, que me necesitas para todo. Pero te tengo que decir que yo tengo que irme , que también te quiero más que a nada pero tengo que irme, que me tengo que ir lejos y por mucho tiempo, ¿qué te parece?". Y él dijo que le parecía mal y casi prefería que se quedase, ella le dijo que no se preocupase porque cada quince días le iba a mandar una carta de amor, una terrible carta de amor en la que le contaría lo que había hecho, lo que no había hecho, lo que harían juntos, lo mucho que le echaba de menos y lo mucho que le quería. Y él dijo que bueno, que seguía prefiriendo que no se fuese, pero ella se fue. A los quince días llegó puntualmente la primera carta a su buzón, y el la abrió nervioso. Allí ella le contaba lo que había hecho, lo que no había hecho, lo que harían juntos, lo mucho que le echaba de menos y lo mucho que le quería. Pasaron otros quince días y llegó la segunda carta, pasaron otros quince y llegó la tercera. Y él vivía marcando en el calendario los días, soñando que llegara ese decimoquinto día en el que llegara esa carta en la que ella le diría muy pronto vida mía, muy pronto estaremos juntos. Pasó el tiempo y las cartas casi no cabían en la mesilla, y él pasaba el tiempo leyéndolas, las releía camino del trabajo y por las mañanas cuando se levantaba, mientras comía y a veces también mientras dormía leía aquellas cartas, aquellas hermosas cartas de amor que ella le mandaba puntualmente cada quince días. Aquello era su más preciado tesoro, así que nuestro amigo se compró una gran caja fuerte para meter todas las cartas. Y allí fue metiendo las cartas y pasó mucho tiempo, quizá diez años, quizá quince, no lo sé. Pero un día dejaron de llegar aquellas cartas de amor. El pensó que podría ser un error de correos, que quizá se había extraviado una de las cartas. Y pensó eso el décimo sexto día, el décimo séptimo; pero, cuando pasó un mes se dio cuenta de que no iba a recibir más cartas, sin más previo aviso habían dejado de llegar. Y él ahora vivía aferrado a su memoria, aferrado a su pasado, leyendo aquellas cartas de amor que aquella mujer le mandaba cada quince días. Las releía, las abría y las guardaba cuidadosamente en el sobre y las volvía a meter en aquella caja fuerte repleta de cartas de amor. Un día nuestro amigo salió de casa, con tan mala suerte de que entraron unos ladrones. Y al ver la caja fuerte pensaron que contenía grandes tesoros y riquezas y se la llevaron. Imagínate la desolación de nuestro hombre cuando entra a casa y se da cuenta de que le robaron lo que más quería, aquellas cartas de amor, aquella caja fuerte llena de cartas de amor en la que ella le contaba lo que le quería, lo que había hecho, lo que harían juntos, lo mucho que le echaba de menos. Y desesperado, nuestro hombre salió a la calle y empezó a preguntar como un loco por las aceras a la gente por una caja fuerte llena de cartas de amor. Imagínate también el enfado de los ladrones cuando al abrir la caja fuerte en su guarida, descubrieron que estaba llena de cartas de amor, cartas de amor que una mujer le escribía a un hombre desde muy lejos contándole lo que hacía, lo que no hacía, lo que harían juntos, lo mucho que le quería y le echaba de menos. A veces sucede que los ladrones son buena gente, y cuando el jefe propuso que lo que había que hacer con aquellas cartas era quemarlas o lanzarlas al río, a uno de ellos que sabía lo que era el amor se le ocurrió otra cosa. Pasó el tiempo, y después de buscar las cartas por toda la ciudad nuestro protagonista volvió a casa desolado, más flaco, más viejo, más triste que nunca. Y al llegar a casa le pareció ver algo en el buzón. Al abrirlo encontró la primera carta que ella le había escrito, y la leyó como la primera vez. En aquella carta ella le contaba lo que había hecho, lo que no había hecho, lo que harían juntos, lo mucho que le echaba de menos y lo mucho que le quería. Pasaron quince días y llegó la segunda carta, pasaron otros quince días y llegó la tercera. Los ladrones en su generosidad habían decidido mandarle las cartas puntualmente cada quince días y en riguroso orden, tal y como ella lo había hecho. Y ahora nuestro hombre resucitaba con la esperanza de encontrar al decimoquinto día, la carta en la que ella le dijera, "muy pronto amor mío, muy pronto estaremos juntos".

cuento de pasiones y virtudes

Antes de que este planeta estuviese habitado por hombres y por mujeres, vivian en el pasiones y virtudes. En el planeta tierra estuvieron viviendo durante cientos y cientos de años... durante toda la eternidad... pasiones y virtudes que se aburrian de lo lindo con el transcurrir de los siglos. Asi, cada dia trataban de inventar un juego nuevo al que jugar para que se les hiciese un poco mas llevadera la larga, larga, larga existencia. Solia ser la imaginacion la que proponia los juegos, y un dia propuso jugar al escondite. A todos les parecio bien, todos estaban entusiasmados con la idea, pero, claro, ¿Quien se la queda? ahhhh.... La primera en levantar la mano fue la locura "Yo!! Yo!!" pfffuuu.... la locura.... bueno, esta bien, pues... nada... A contar!! "Vuelve la cara contra ese arbol y comienza la cuenta mientras todos nos escondemos" La locura se dio la vuelta, volvio su cara contra la corteza del arbol y empezó a contar una cuenta imposible: 1, 7, 2, 55, 88, 3... y uno a uno, una a una se fueron escondiendo todos y todas, la locura seguia con su cuenta. Y cada uno iba buscando el lugar mas apropiado en el que pensaba que la locura no lo encontraria, poco a poco se fueron escondiendo todos, excepto uno... que tardaba en encontrar el lugar apropiado, ese era el amor. Y es que ya sabeis que el amor es bastante indeciso y andaba de un lado para otro sin saber donde meterse. La locura seguia con su cuenta: 55, 6, 99, 100 "Voy!!!" y se dio la vuelta. El amor se metio en el primer lugar que vió, se metio de un salto en un matorral de zarzas que habia alli cerca, alli se coló y se quedó agazapado con la esperanza de que no le vieran... y no le vio. A quien primero se encontro la locura, alli, tumbada, fue a la pereza... por la pereza... A la imaginacion la vio entre las nubes, a la mentira la vio alli... pero como era mentira estaba aqui... por la mentira... y asi uno a uno fueron apareciendo todos, la locura fue encontrandolos a todos. Al poco rato faltaba solamente uno por encontrar, aquel era el amor. Es que ya sabeis que, encontrar el amor... es bastante dificil... El juego ya empezaba a hacerse pesado, asi q la locura empezaba a impacientarse "Amor sal ya!!! que se hace tarde" Pero el amor ya sabeis que es muy indeciso y no solo a veces se tarda en encontrarlo sino que a veces tarda en salir a la luz. El amor, asustado, no salia. La envidia, que suele preocuparse bastante mas de los demas que de si misma, se acerco al oido de la locura y le dijo "El amor esta oculto en esas zarzas"... La locura muy enfadada fue hacia las zarzas y empezo a gritar "Amor sal ya!!! se nos hace tarde" Pero... creo que os he dicho ya que el amor es indeciso y que una vez que lo encuentras es dificil sacarlo. La locura, muy enfadada, trato de meter la mano entre las zarzas para sacar al amor de las solapas, con tan mala fortuna que se pincho con una espina. Y es que a veces hacer salir al amor es doloroso, y la locura muy enfadada agarro una vara que habia junto a las zarzas, la introdujo en el matorral y empezo a agitarla entre las ramas. De repente sonó un grito, de entre las ramas de las zarzas salio el amor con las cuencas de los ojos ensangrentadas. La locura, en su locura, al agitar la vara entre la zarza, le habia sacado los ojos al amor dejandolo ciego para siempre... Todos se quedaron muy callados mirando al amor... con las cuencas vacias... sin saber que decir nadie. Quizá aquella fue la única ocasión en que la locura habló con un poquito de cordura porque dijo "No os preocupeis, desde ahora yo seré sus ojos" Y es por eso q desde entonces... familiares y amigos, el amor es ciego y la locura son sus ojos.

mi vecino.


tengo un vecino...que vive en el mismo edificio...y hace 7 años que vivo en el mismo departamento y nunca nos cruzamos....
una vez, lo vi por la calle y supe que lo conocia de algun lado, otra veces viajamos en el ascensor, pero solo 3 pisos, y la conversacion no duro demasiado. No se ni como se llama....no se en que piso vive, pero cada vez que nos cruzamos...hay algo que nos pasa...No se que sera, seguramente el tiempo...pasa el tiempo, y ninguno de los dos sabe, nada del otro, ninguno de los dos se conoce, pero nos miramos, y nos reconocemos, estemos cerca o lejos del barrio. Seguramente mi vecino tenga una vida muy diferente a la mia, seguramente seamos iguales, pero lo que estoy segura es que nos separa un par de pisos.

22 julio 2005

Solo un abrazo


Un abrazo, una caja, allí encuentro mis descanzos miserables, mis fracasos repetidos. Mis angustias continúas y desaparecen.
No se de donde vine, pero vine buscando un abrazo del cual pueda necesitar y que no me enamore (tarde).
Las agujas de mi reloj se detienen para sentir el motor de tu corazón. No trates nunca de entenderme. No me pidas explicación. No te confundas. Solo un abrazo es lo que estoy esperando.